Por Alfredo Rosso (rock.com.ar)
Como todas las preguntas, la que inquiere acerca de si el rock murió o no dice algo acerca de quien o quienes la formulan. Presupone -en principio- que el rock en algún momento vivió ya que nada puede morir si no ha vivido antes. Y creo suponer que no estamos hablando aquí de una mera existencia pasiva del rock, sino de una participación activa -desde el plano de la música y las letras- en el plano social.
Quienes plantean esta teoría, dependiendo de la generación a la que pertenecen, sitúan el apogeo del rock en diferentes momentos de su historia. Por darte unos ejemplos, tenemos:
1. Los defensores acérrimos del rock de los ‘50, para quienes las máximas figuras son Elvis Presley, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Fats Domino y Chuck Berry, por citar algunos de los principales íconos. Ellos constituyen el grito primal del rock y su mayor momento de relevancia y rebeldía respecto de los cánones sociales aceptados en aquel momento. La hipótesis aquí esbozada es que todo lo que vino después (los autores del Brill Building, Beatles, Rolling Stones, etc.) es una desviación o un “ablandamiento” de aquel grito primal.
2. Los Sesentistas : La década del ‘60 -postulan- fue la época en que los jóvenes tuvieron (o creyeron tener) un mayor protagonismo en la sociedad. Abogaron por el amor libre, se opusieron a la guerra en Vietnam, plantearon la vida en comunidades autosuficientes, alejadas del consumo conspicuo de las grandes ciudades, etc. El rock, por lo tanto, se hizo eco de estas propuestas y reivindicaciones y, al mismo tiempo, tuvo una gran evolución desde el punto de vista formal (mejores instrumentos y equipos, mayor sofisticación en términos de composición y desarrollo poético, etc.). Coincide con el apogeo de los Beatles, la época más original de los Rolling Stones y la revolución progresiva que encararon, entre otros, Cream, Jimi Hendrix y todo el rock de la Costa Oeste. Es la época en que, además, nace el rock argentino.
Para los defensores a ultranza de esta postura, el rock, cuanto mucho dura hasta los primeros años ‘70 y el resto de la historia es, irremediablemente, cuesta abajo.
3. Los Progresivo-sinfónicos. : Defienden con pasión lo que ven como la evolución del rock en los años ‘70, su casamiento con el jazz y la música clásica. Son devotos de Yes, Emerson Lake & Palmer, Genesis, King Crimson, el Pink Floyd post-Barrett, etc. y les simpatiza la idea de que el rock sea “aceptado” por los personajes que dictaminan el curso de la cultura en la sociedad; que pueda acceder al Olimpo que ocupan, en la escala de Respetabilidad del Homo Erectus, la música aceptada sin cuestionamientos, o sea, la clásica: Bach, Beethoven, Mozart, etc.
4. Los fundamentalistas punk. Tienen algún punto de contacto con los de los ‘50. Quisieron volver el reloj a fojas cero. Sostenían que el rock se había apartado de sus fundamentos básicos y que habia “engordado” y se había “aburguesado” en los conservatorios y entre el hielo seco y las puestas en escena faraónicas del rock sinfónico. De allí la simpleza elemental de Sex Pistols, los primeros Clash, Damned, etc. El retorno al rock visceral y crudo, que cualquiera con un mínimo conocimiento podía tocar, era entonces la verdad, y lo anterior era “anacrónico”, “dinosáurico”, etc.
5. Los adalides del “presente continuo” de los ‘80. El punk rock se refinó, aparecieron los samplers y los teclados sofisticados y también una nueva generación que no defendía las utopías de sus hermanos mayores los hippies, ya que les importaba mucho más la estética del cuerpo perfecto, el “rush” inmediato de las drogas de diseño o la cocaína y el romance rápido y estéticamente bello. Defendían el new romantic, la música tecno y el casamiento del rock y el dance. Esta época, a veces denostada por los puristas, sobre todo los bolsones de cierta izquierda mutante, fue sin embargo rica en nuevas propuestas, ya que el rock dejó su desconfianza tradicional por otros géneros y abrazó el dance, el funk, los comienzos del hip-hop, etc. Los devotos de los ‘80 no despreciaban lo que había venido antes ni se comparaban, simplemente porque no tenían sentido de la historia o simplemente no les interesaba en absoluto.
6. Reciclaje 90s. Musicalmente, los ‘90 miran hacia atrás para recuperar el fragor de las guitarras y entonces el rock recupera el pop (y nace el Britpop de Oasis, Blur y Cía) y también de hard-rock (y nace el grunge de Nirvana). Gran explosión musical, fogoneada por una etapa (los 90) de relativa calma y prosperidad económica en el hemisferio Norte. El rock no tiene grandes mensajes nuevos para decir, pero lo que dice lo dice con elegancia y buenos estribillos.
7. La primera década del nuevo siglo. Como todas las primeras décadas de los siglos (y encima empezó un Milenio…) abundan los balances, la introspección filosófica, los cuestionamientos existenciales. Esto dentro de la gente que todavía camina los pasillos de la cultura en la era del masivo arracimamiento que propone la Multimedia.
El rock, bendito sea, después de todo, ha dejado que la Multimedia cope el palacio principal, y ha efectuado una retirada estratégica a las barracas, desde donde sigue creando y movilizando.
Aspectos saludables del rock del siglo XXI
a) La ausencia de una sensación de “deuda mesiánica”. Los analistas, periodistas, etc, -rara vez músicos ellos mismos- pretenden adjudicarle a los músicos de rock actuales una especie de “deuda moral”, una suerte de hipoteca artística que tienen que levantar adoptando actitudes o políticas que los “conecten” con sus hermanos mayores, los “prohombres” del idealizado rock del pasado. Los músicos actuales ¡benditos sean! les responden con un gigantesco dedo medio -el del FUCK YOU!!- y siguen haciendo música y escribiendo letras, que son relevantes para su momento, su lugar y sus vidas. Te están tirando un mensaje claro: “yo no te debo nada”.
b) Variedad, cantidad, calidad. ¿Hay un rock “cortesano” y fácilmente asimilable por la
Multimedia, porque tiene poco de urticante y mucho de ayudar a vender productos, desde celulares hasta cerveza? Sin duda. Pero hay un rock diferente, que se fusiona con música étnica de diversas geografías, con jazz, con soul, con electrónica, con (¡horror de horrores, santigüémonos!!) con cumbia villera, con lo que sea; y saca nuevas cepas calientes, adrenalínicas, testosterónicas y prolactínicas. ¿Dónde está?
Explotando en clubes, barrios, plazas, agujeros negros de la noche, fogones, montañas, festivales. ¿Por qué no lo vemos los “críticos”, generalmente? Bueno, porque esperamos que salga en una pantalla de TV, que surja del parlante de una radio cortesana, que nos llegue en bandeja a nuestros hogares urbanos, donde elaboramos teorías ante nuestras pantallas y las subimos a nuestros blogs. El arte de hoy exige militancia y el rock que quema en el 2008 no es la excepción. Hay que salir a buscarlo a las 3 de la mañana al Salón Pueyrredón o chupar frío en una plaza de La Matanza o meterse en un boliche del centro un día de semana. La mayoría de los críticos estamos demasiado “gordos” o complacidos con nuestra visión apocalíptica como para ver la nueva vida que pasa al lado nuestro mientras meneamos la cabeza y decimos “rock era el de mi época”.
Un par de datos finales y una conclusión.
La idea de que “el rock ha muerto” me recuerda la liturgia religiosa según la cual nada nunca se va a equiparar al Jardín del Edén, que existía en un Principio Primoroso, y del cual fuimos expulsados por probar la Fruta Prohibida. Según esa liturgia, vía pecado original, nunca lograremos redimirnos del todo en el presente y siempre el nuestro será un Paraíso Perdido.
Siempre estaremos cayendo de un Pasado de Gloria que fue mejor que este presente.
Ese supuesto fulgor enorme y mítico nos ciega para ver la luz que está ante nosotros en el Hoy, en el presente, en lo único con lo que podemos contar, porque el pasado ya fue y el futuro no se sabe.
Yo no quiero ser esclavo de esa resignación, que anula, que paraliza. Parafraseando a Spinetta, un artista de ayer y de hoy, aunque me fuercen nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor.
¡MAÑANA ES MEJOR!
Por Alfredo Rosso - Publicado en Rock.com.ar